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ISSN 1657-6535 | e-ISSN 2805-993X
Presentación
Las discusiones en torno al tema de los cuidados es un debate relativamente
reciente, cuya polémica la encabezan mujeres académicas y activistas, desde la
década de 1970. No obstante, con el efecto de la pandemia y post pandemia
del COVID 19 adquirió una nueva dimensión e impulso, promovidos por las
corrientes feministas en el campo de las ciencias sociales, la salud y el derecho.
Sin que aún exista una definición exhaustiva ni un consenso sobre su significado,
podemos decir que, la noción de cuidado, describe un conjunto de acciones
como el hecho de cobijar a un niño, niña, a una persona adulta mayor, o en
otra condición de dependiente, en el desarrollo y bienestar de su vida cotidiana.
La noción de cuidar engloba, por tanto, el ideal de asumir las consideraciones
materiales, psicológicas y mentales que implican las labores de cuidado: del
cuidado económico, que conlleva un gasto financiero; del cuidado psicológico,
que compromete una relación afectiva, emotiva y sentimental; del cuidado
mental, que contiene una carga cerebral y energética, y del cuidado físico, que
involucra fuerza corporal. Otro elemento adicional a considerar es la posibilidad
que tiene el cuidado de ser ejecutado de manera remunerada o voluntaria, por
parte de parientes, en el contexto del hogar, o de manera remunerada en el
ámbito del mercado de trabajo.
En la creciente preocupación por el incremento en las demandas y necesidades
de cuidados, que trajo consigo la pandemia y las medidas de sanidad, a los
cuidados se le han considerado el cuarto pilar del bienestar en el siglo XXI,
junto con la educación, la salud y la seguridad. En consecuencia, el cuidado
está siendo reconocido e impulsado como un derecho: el derecho universal al
cuidado, para que se advierta y practique en condiciones de equidad e igualdad.
Esta circunspección, incipiente en la región de América Latina, cuenta con
reconocimiento jurídico y presencia en los estados europeos, que reconocen el
derecho a recibir atención en situaciones de vulnerabilidad.
Pese a su notable incursión en el discurso académico, político y público, la
dimensión del cuidado como derecho, se encuentra aún en un terreno poco
explorado, fangoso y limitado, particularmente, a las necesidades de las personas
que demandan cuidado, y a la oferta y provisión de parte de las mujeres, el
personal médico, los hogares, el mercado y la comunidad. Sin embargo, a nivel
de las investigaciones y de producción de conocimientos, en la mayoría de los
países, el debate acontece en torno a cómo incorporar la lógica de derechos